¿Es su tiempo frente a la pantalla o el nuestro lo que debería preocuparnos?
Si somos honestos, la mayoría de nosotros tendríamos muchas dificultades sin nuestro teléfono inteligente. Los dispositivos digitales se han convertido en una parte tan integral de nuestras vidas que es casi imposible imaginar funcionar sin uno.
Las redes sociales están diseñadas para ser adictivas con sus algoritmos que nos mantienen desplazándonos y notificaciones que captan nuestra atención, y su omnipresencia en nuestro bolsillo significa que siempre están ahí cuando sentimos que necesitamos un pequeño descanso de los niños.
¿Pero cuánto es demasiado? Y, ¿revisar su teléfono frente a sus hijos es un mal ejemplo? En esta Guía para, exploramos el fenómeno de la paternidad distraída, su impacto en nuestra relación con nuestros hijos y estrategias simples para lograr un mejor equilibrio con nuestros dispositivos.
¿Qué distrae la paternidad? Un problema muy moderno
Imagina esto; estás en el patio de recreo y tu hijo pide que lo empujen en los columpios. Lo estás haciendo, pero estás revisando tus redes sociales mientras juegas. En un momento que fue diseñado para ser compartido, la distracción interrumpe la oportunidad de socializar (y modelar) un comportamiento de socialización saludable para su hijo.
Ya sea en la mesa o durante salidas familiares, el atractivo de los dispositivos digitales puede ser difícil de resistir. Interactuar activamente con los niños requiere esfuerzo y, a veces, puede resultar tedioso para los adultos durante largos períodos (¡seamos honestos!). Pero este comportamiento envía un poderoso mensaje a los niños: que son menos importantes que lo que sucede en la pantalla. Con el tiempo, esto puede tener un impacto en la relación que tiene con su hijo, su comportamiento y su interpretación de situaciones y señales sociales.
¿Por qué mis padres me ignoran?
Los niños son muy conscientes de la atención dividida de sus padres. Puede que no comprendan las complejidades de las responsabilidades de los adultos y el mundo digital, pero sí reconocen cuando se sienten invisibles o escuchados.
La necesidad de conexión humana comienza desde el nacimiento. A medida que los bebés crecen y se desarrollan, sus vías neuronales se forjan mediante la retroalimentación social que reciben de sus cuidadores. Y, a medida que avanzan durante la infancia, esos vínculos continúan fortaleciéndose y desarrollándose a medida que aprenden sobre el mundo que los rodea. El impacto de la crianza distraída ha sido motivo de preocupación para los investigadores durante varios años. Los científicos han citado la necesidad de seguir explorando y, en el caso de los bebés, incluso el impacto que el uso de teléfonos inteligentes podría tener en amamantamiento Bebés que no tienen acceso a la mirada de sus madres.
A medida que los niños crecen, necesitan tener acceso a la atención de sus cuidadores para ayudarlos a regular sus emociones. Si los padres se distraen con sus dispositivos, pierden oportunidades vitales de recibir retroalimentación sobre sus emociones y comportamiento que ayudará a un desarrollo saludable.
Para los adolescentes y niños mayores, los problemas de conducta pueden surgir debido a una crianza distraída, ya que los adolescentes necesitan la oportunidad de tener un diálogo abierto y sin prejuicios con sus padres. Si nos distraemos con nuestros teléfonos, también es muy difícil modelar y esperar un uso responsable de la tecnología por parte de nuestros adolescentes, quienes siguen nuestro ejemplo.
Un investigador, Brandon McDaniel, profesor de Desarrollo Humano y Ciencias de la Familia en la Universidad Estatal de Illinois, llama al fenómeno de la paternidad distraída “tecnoferencia” y ha estado estudiando el concepto durante más de una década. En algunos de sus investigaciónMcDaniel descubrió que cuanto más signos de distracción mostraban los padres, peor era el comportamiento de sus hijos. Esto luego se disparó y los padres recurrieron a sus dispositivos con más frecuencia para mitigar los impactos estresantes del comportamiento de los niños.
¿De qué otra manera la crianza distraída afecta el bienestar de los niños?
Los niños nos ponen a prueba y la crianza de los hijos es un trabajo proactivo. Es esencial establecer expectativas y límites para permitir un desarrollo saludable. Cuando los padres están distraídos, es más probable que se enojen. Esto es algo que se repite en la investigación de Universidad Estatal de Boston, que mostró que los padres que usaban dispositivos tenían más probabilidades de responder con dureza al comportamiento de un niño.
Estar absorto en su teléfono inteligente con los niños, ya sea por trabajo o en las redes sociales, significa que inevitablemente perderá las señales de que el comportamiento de su hijo está aumentando y las oportunidades para cortarlo de raíz de manera positiva. Este estilo de respuesta de cero a 100 significa que los niños pueden comportarse más y tener un efecto negativo en su relación, ya que su comportamiento es impredecible para ellos.
Más allá de los problemas de conducta, la crianza distraída presenta peligros obvios. De hecho, la investigación demostró que cuando se introdujeron inicialmente las redes 3G, hubo una aumento en las visitas de niños a emergencias, lo que llevó a algunos a creer que la mayor accesibilidad a Internet era responsable de más accidentes.
Padres distraídos digitalmente: rompiendo el ciclo
A menos que viva una existencia libre de tecnología, es probable que reconozca algunos de estos comportamientos en su propio hogar. Sin conciencia del problema, es difícil detenerlo, especialmente con la omnipresencia de la tecnología y lo normalizado que se ha vuelto el control de nuestros teléfonos inteligentes. Reconocer los signos de una paternidad distraída es el primer paso para abordar el problema y tomar medidas positivas para estar lo más presente posible para sus hijos.
Todos podríamos beneficiarnos del tiempo libre de tecnología y a continuación presentamos algunas estrategias prácticas que le ayudarán a lograrlo en su propia familia.
- Establece límites (¡y respétalos!): Establecer horarios y lugares específicos donde se restringe el uso del teléfono. Por ejemplo, implemente la regla de “no llamar al teléfono” durante las comidas, las salidas familiares y las rutinas antes de acostarse. Esto ayuda a crear períodos dedicados para una interacción significativa. ¡Esto solo funciona si lo hace toda la familia y los padres no obtienen un pase!
- Priorice el tiempo de calidad: Programe tiempo regular de calidad con sus hijos sin distracciones digitales. Participe en actividades que fomenten el vínculo, como jugar, leer libros o simplemente hablar sobre su día. Esto no tiene por qué ser todo el día, todos los días, pero comprometerse conscientemente con ello significa que es más probable que se dé cuenta de cuándo comienza a aparecer el atractivo del teléfono.
- Predicar con el ejemplo: Los niños a menudo imitan el comportamiento de sus padres y nos modelan a nosotros y a nuestros ejemplos. Al demostrar hábitos digitales saludables, los padres pueden dar un ejemplo positivo. Muestre a sus hijos que las interacciones de la vida real tienen prioridad sobre las virtuales y fomente también sus intereses fuera de la tecnología.
- Utilice la tecnología sabiamente: Aproveche la tecnología para mejorar, en lugar de perjudicar, su crianza. Utilice aplicaciones que promuevan contenido educativo o faciliten actividades familiares. Sin embargo, asegúrese siempre de que el tiempo frente a la pantalla esté equilibrado con las interacciones fuera de línea. Kidslox puede ayudar a establecer horarios y recordatorios cuando llega el momento de colgar el teléfono.
- Sea consciente de su uso: Preste atención a la frecuencia y el motivo por el que toma su teléfono. Si habitualmente revisas tu dispositivo por aburrimiento o estrés, intenta encontrar formas alternativas de afrontarlo, como salir a caminar, practicar la atención plena o coger un libro. Tener disponibles mecanismos de afrontamiento no tecnológicos y de fácil acceso significa que es menos probable que recurra al entretenimiento sencillo de su dispositivo.
- Comuníquese con sus hijos: Abra un diálogo con sus hijos sobre la importancia del tiempo de calidad y las razones detrás de la reducción del uso del teléfono. Esto puede ayudarlos a comprender el valor de las interacciones del mundo real y a sentirse más involucrados. Los niños también son excelentes para recordarte cómo comportarte, ¡así que hazles saber que pueden darte un empujón para que seas más responsable!
Con demasiada frecuencia, el teléfono inteligente es el modo de distracción más fácil. Siempre presente y accesible al instante, es muy difícil ignorarlo. Todos sabemos que ser padre no es fácil y tener hijos pequeños puede ser especialmente difícil. Tener acceso a conexiones sociales en el bolsillo o la distracción de correos electrónicos o juegos puede resultar muy tentador. Es importante no castigarte a ti mismo también. Los teléfonos inteligentes también pueden ser una fuerza para el bien: se trata de reconocer los peligros de una crianza distraída y ser consciente de cuándo estás priorizando tu dispositivo sobre las necesidades emocionales y conductuales de tus hijos.
A medida que nuestro panorama digital continúa evolucionando, es probable que los teléfonos inteligentes nos acompañen a largo plazo y el horizonte está lleno de innovaciones tecnológicas integradas más aterradoras que amenazan con distraernos aún más de nuestras conexiones humanas. Reconocer la necesidad de un equilibrio que permita aprovechar los beneficios de la tecnología y al mismo tiempo salvaguardar las necesidades emocionales y de desarrollo de los niños es más importante que nunca.
Al tomar conciencia del impacto de sus hábitos digitales y hacer un esfuerzo consciente para priorizar a sus hijos, los padres pueden fomentar un entorno enriquecedor y de apoyo. Al hacerlo, no sólo fortalecen el vínculo entre padres e hijos, sino que también sientan las bases para el bienestar y el éxito futuro de sus hijos.
La crianza distraída es un llamado a la acción para que todos los padres reevalúen su relación con la tecnología. Al optar por estar más presentes y comprometidos, los padres pueden asegurarse de que sus hijos reciban la atención y el cuidado que merecen, lo que en última instancia conducirá a familias más saludables y felices.